10.4.07

2007

Bienvenidos

19.11.06

“La Literatura me salvó la vida” ( Pedro Mairal )

El miércoles 20 de septiembre se realizó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) una conferencia con algunos de los escritores que formaron parte de la antología de cuentos “La Joven Guardia” (2005) con prólogo y selección de Maximiliano Tomas.
El día había sido largo y al promediar las 20 hs. el cansancio me ganaba, tres líneas de fiebre me decían que estaba autorizada a ir a casa, pero decidí no escucharlas y tomé un taxi directo a Sociales. Presenciar el evento me invadía de curiosidad. Había leído el libro un domingo, uno de esos en que es mejor meterse en la cama y adentrarse en una buena lectura a plantearse dudas existenciales.
Florencia Abbate, Pedro Mairal, Washington Cucurto, Mariana Enríquez. Cuatro de los veinte escritores que participaron de la antología estarían presentes, así como también Maximiliano Tomas. Mi mayor intriga era Mariana ya que había leído un libro de su autoría “Bajar es lo peor”, que sencillamente me había encantado. Pero también me preguntaba por Cucurto, su cuento “Una mañana con el Hombre del Casco Azul” contenía muchos valores camuflados en un relato muy simple. En algún momento trabajé en un hipermercado y la historia de Cucurto me resultaba más que familiar.
A las 21.30 hs. ya estaba sentada en la primera fila, quería verlos de cerca. Ingresó Santiago Castellano (coordinador del evento) y se dispuso a acomodar la mesa y las sillas que servirían de escenario, lo que sería para mí una camilla de hospital. Acomodados todos comencé a tratar de adivinar quién era quién. Me intuición me hizo acertar bastante, pero erré al creer que Mariana era Florencia y viceversa. Sin embargo no dudé que Maximiliano era Maximiliano. Tal cual lo imaginaba: el pelo revuelto, los anteojitos cuadrados, camisa verde militar. Tenía apariencia de alternativo, moderno. Hablaba mirando hacia arriba y al costado como quien está elaborando lo que dice y cómo lo dice. A mi parecer se trataba de una actitud soberbia, propia de un jefe (no nos olvidemos de que él fue el “dueño” de la selección). Maximiliano explicó cómo fue su criterio en la elección de los autores y como lo menciona en el prólogo los requisitos eran: ser menor de 35 años, tener al menos una obrar publicada y que los textos tuvieran calidad literaria.
Mariana Enríquez no parecía lo que esperaba, su perfil era un tanto ácido. Su ropa mostraba el historial que había tenido siendo cronista de Rock, las noches persiguiendo bandas como La Bersuit se le notaban hasta en la manera que estaba sentada. Si bien intervino bastante en la charla, estuvo unos largos minutos en silencio después de haber “discutido” con una persona del auditorio. Mariana había contado a modo gracioso sus pasos en la literatura haciendo mención de su presencia en un programa de TV de Lía Salgado, más tarde afirmo: “la gente no sabe leer”, fue algo despectiva en su opinión y eso embroncó a una espectadora que mencionó el dato del bajo analfabetismo que hay en el país y sin que Mariana pudiese abrir la boca le dijo:
“quizás la gente que no sabe leer mira a Lía Salgado”. Tensión en la sala.
Florencia Abbate por el contrario se desenvolvió muy dulcemente, contestaba sonriente las preguntas, era cordial con el auditorio y me dio la sensación de que trató de mediar en varias oportunidades de modo que la charla perdiera espesor. Florencia tiene una gran trayectoria. Es Doctoranda en Letras, escribe poesía y narrativa, así como también colabora para medios como crítica cultural y además tiene su propia editorial.
Pedro Mairal se mostró simple y relajado. Fue muy elocuente en sus comentarios. Al intervenir en el debate de si existe o no una generación de escritores opinó que para él de una generación son “los que se emborrachan juntos”, reduciendo todo a que no existe tal generación. También habló de los múltiples lugares que ocupó en el mundo de las letras, contó que escribió el libro “Una Noche con Sabrina Love”, que fue premiado y hasta se filmó una película basada en el mismo. Mientras que a su obra siguiente (según Mairal) no la leyó ni su madre. Lo más llamativo y emocionante fue cuando confesó que la literatura le salvó la vida. Vaya a saber uno qué era lo que le estaría pasando cuando abandono sus estudios de medicina para arroparse entre papel y lápiz .

Y terminando, Cucurto, tipo inteligente y sagaz si lo hay, es el creador de la editorial Eloisa Cartonera. Con su emprendimiento dio oportunidades a muchos escritores que con cartón y fotocopias pudieron editar sus obras. Cucurto contestó, se enervó, jugó con sus colegas y con el auditorio a su modo. Y como si fuera poco se convirtió en la frutilla del postre respondiendo una pregunta a un estudiante acerca del elitismo del libro por su valor económico. “Elitista es que en este país no haya trabajo, no que cuatro pibes se junten a escribir un libro o a boludeear en un blog”. Aplaudo a Cucurto
La charla terminó, lo curioso: me fui sin fiebre. Parece que enriquecer el alma cura. Concuerdo con Mairal, la literatura salva.

Paola Coriza
Com.65

13.11.06

Lectura de La joven Guardia


La propuesta de la antología La Joven Guardia, selección de Maximiliano Tomas, consistió en reunir a algunos de los distinguidos escritores argentinos que suelen ser considerados como la nueva generación de narradores. En el prefacio, realizado por el reconocido escritor Abelardo Castillo, se trabaja brevemente sobre la noción de cuento, su empleo e importancia tanto en la literatura como en la relación personal que cada autor puede mantener con él, ya que, según Castillo, casi todos los grandes escritores han sentido la fascinación del cuento. Además, sostiene: “Yo he visto en el cuento la forma estética más antigua del lenguaje, y hasta los profesores de literatura saben que, en su estructura moderna, es también la más reciente”. Castillo concluye el prefacio con una reflexión y confiesa que no cree en los géneros literarios, pero sí en la literatura, que la define como una elección y un destino.
Maximiliano Tomas, quien realizó la selección de los cuentos de la antología, desarrolló el prólogo, en el cual explica los criterios de selección considerados en la búsqueda de los textos que conforman la antología. Debe mencionarse que los participantes sólo podían ser argentinos y que debían haber nacido a partir de 1970; pero también era necesario contar con una obra publicada. Tomas resalta que la condición primordial era que los autores no presentaran distinción de corrientes, escuelas ni estilos. Por otra parte, era imposible no mencionar en el prólogo el tema vinculado a la generación; estos nuevos escritores “reniegan de los nombres más difundidos de la literatura argentina del siglo XX, y son capaces de establecer sus referencias y herencias literarias”. Tomas determina una relación entre la antigua y la nueva generación de narradores: obras de reconocidos autores como Ricardo Piglia, Juan José Saer, Rodolfo Walsh y Abelardo Castillo, entre otros, “pueden influir en sus libros, pero no los asfixian”. El contexto social en el cual vivieron los escritores pertenecientes a la antigua generación marcó, de alguna manera, el estilo de sus obras. Aunque los nuevos narradores no vivieron la dictadura cuando eran adultos, los hechos ocurridos en diciembre de 2001 determinaron sus vidas y, seguramente, sus obras.
La Joven Guardia reúne veinte cuentos de diferentes autores, los cuales podría organizar en distintos conjuntos considerando el tema predominante que en ellos se desarrolla. A estos grupos los llamaré: adaptación social; el amor en la jerarquía socio-económica; presiones, conflictos y traición familiar; y la soledad. En la primera agrupación ubiqué las siguientes historias: “Argentinidad”, “Morfan dos”, “Una mañana con el hombre del casco azul”, “Diario de un joven escritor argentino” y “La intemperie”. En estos casos, se muestra a los personajes inmersos en una realidad que desean superar y frente a la obligación de habituarse al contexto social en el cual viven. Los dos primeros cuentos que integran este conjunto, “Argentinidad” y “Morfan dos”, están escritos en tercera persona, el narrador sabe todo lo que sucede, incluso lo que piensan y sienten los personajes. En cuanto al estilo de estos dos cuentos podría decir que utilizan un cierto lenguaje y trabajan temas que son propios de la época en la cual viven los autores. En el primer texto, cuyo autor es Diego Grillo Trubba, la historia se construye en tiempo presente, aunque se realizan saltos hacia el pasado. El personaje principal es Horacio, quien se instaló en Alemania y consiguió un trabajo para dictar clases a un grupo de amigos de ese país para parecer argentinos. El título del cuento indica uno de los temas más importantes que se tratan en el curso: la representación de un hombre argentino.
El cuento “Morfan dos”, de Gabriela Bejerman, está narrado en tiempo pasado. Los personajes principales son Camilo y Abú. El primero es un joven que se desempeñaba como chef, a pesar de que nunca había trabajado en la cocina. El segundo es un africano que llegó a la Argentina por un intercambio universitario. En cuanto al título, se utiliza la palabra “morfan” para expresar la unión de dos personajes.
Los tres cuentos que faltan describir, “Una mañana con el hombre del casco azul”, “Diario de un joven escritor argentino” y “La intemperie” (pertenecientes a la agrupación adaptación social), están narrados en primera persona, por ello expresan los sentimientos y los pensamientos de los personajes. Con respecto al estilo, estos cuentos presentan la característica de exponer la determinada situación que sucede en el contexto en el cual se narra la historia.
En el cuento de Washington Cucurto, “Una mañana con el hombre del casco azul”, el narrador, que es repositor de un supermercado, invita al lector a acompañarlo en el relato que realiza, en el cual explica cómo es un día en su vida. El título indica el propósito del enunciador: entender cómo vivió la crisis una determinada clase social.
Los principales personajes de “Diario de un joven escritor argentino”, cuento de Juan Terranova, son el narrador y Celia, su esposa. Él es un joven escritor que se siente desamparado, ya que debe enfrentarse a la industria cultural para ser reconocido. El título expresa la forma en la cual se construye la historia, como si fuera un diario, en el cual se cuentan los hechos ocurridos y se manifiestan los pensamientos del personaje.
El cuento “La intemperie”, de Florencia Abbate, está escrito en tiempo pasado. La narradora comienza relatando que regresa de un viaje y se instala en la casa que su amiga Mara comparte con otros jóvenes. En el final, la enunciadora, relata una situación de malestar general: en la Argentina se había terminado la convertibilidad. Se produjo así, una ruptura en la vida de los personajes, que es la situación que intenta expresar el título, ya que indica el cambio que generó la crisis argentina en las personas.
El segundo conjunto, el amor en la jerarquía socio-económica, incluye estos cuentos: “El hipnotizador personal”, “El imbécil del Foliz” y “En silencio”. Aquí el amor es un motivo importante, ya que decide sobre el desenlace del relato. Además, este sentimiento se ve impedido, aunque de diferentes maneras en los distintos cuentos, por razones más poderosas como la económica o la autoridad que infunden los superiores. “El hipnotizador personal”, de Pedro Mairal, relata la historia de un joven que conoce a una chica en un taller literario. Aunque él reconoce que ella es diferente, por razones sociales y económicas, se enamora. El siguiente texto de este grupo es “El imbécil del Foliz” de Gabriel Vommaro. En este cuento, el autor, utiliza la primera persona del singular para contar las vivencias de un joven mientras trabajaba de empleado en un bar de Luxemburgo. La historia se centra en la relación que el narrador establece con el dueño del negocio y con una de las camareras, con quien mantiene un vínculo amoroso.
Maximiliano Matayoshi es el autor de “En silencio”, el último cuento que presenta la antología. En esta historia el poder de los que dominan sobre el pueblo se manifiesta como el obstáculo más fuerte que impide el amor entre dos personas.
En el tercer grupo se encuentran los cuentos relacionados con temas familiares, en los cuales se presentan situaciones de traiciones, presiones (que se ejercen, a veces, inconscientemente) sobre integrantes de la familia y valores que se inculcan de generación en generación, que deberían o no ser respetados. Esta agrupación incluye los cuentos que detallaré a continuación. “El Emperador insomne” es el cuento de Germán Maggiori, el cual narra la historia del heredero de un monarca que debe, al morir su padre, reemplazarlo en el Imperio. Pero el insomnio del joven es su mayor problema. “La edad de la razón”, cuya autora es Romina Doval, relata la situación conflictiva en una familia al nacer su segunda hija. La primogénita espera ansiosa a su hermanita, pero su madre se siente frustrada y el malestar se proyecta en la relación familiar.
El siguiente cuento es el de Mariana Enriquez, “El aljibe”. En éste la presencia de la traición familiar cobra un papel muy importante. Josefina nunca olvidaría el día en que fueron de vacaciones a Corrientes, porque hasta ese momento nunca había sentido miedo. La historia se centra en la vida que la joven ve pasar sentada en un sillón.
“Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español” es el texto de Gonzalo Garcés, el cual presenta la forma de diálogo y consiste en consejos para realizar un cuento. La historia se confunde, ya que la aparición del supuesto relato que se pretende realizar se mezcla con las recomendaciones para éste.
Gisela Antonuccio es la autora de “Siesta”, en el cual narra en primera persona la experiencia de una mujer que padece la muerte de su madre. Los valores familiares y las exigencias de su vida como esposa se mezclan en sus pensamientos y en sus actitudes, y provocan en ella una confusión que la obliga a sentirse culpable. En el cuento de Alejandro Parisi, “Un lugar más alejado”, se exponen los problemas de un hombre que busca tranquilidad en su casa de la isla, ya que en el contexto social suceden conflictos como los acontecidos en diciembre de 2001 en la Argentina.
Finalmente, el cuarto conjunto, denominado anteriormente la soledad, abarca estas narraciones: “Diez minutos”, “Dos huérfanos”, “Las cosas los años”, “Otra mujer”, “Un hombre feliz” y “El cavador”. Estos cuentos coinciden en que sus protagonistas atraviesan en distintos momentos circunstancias de soledad o simplemente el miedo u otros sentimientos los llevan a padecerla. “Diez minutos”, de Hernán Arias, es la narración de las actitudes un hombre cualquiera, que descansa en el banco de una plaza y observa a su alrededor, especialmente se detiene en unos chicos que juegan cerca suyo.
El cuento “Dos huérfanos”, de Patricio Pron, narra la triste vida de un hombre que abandonó su tierra natal y se instaló en Argentina para olvidarse de los sufrimientos que le ocasionaban los recuerdos que permanecían en las calles alemanas. El amor por los animales era el único consuelo que recibía en su inmensa soledad. “Las cosas los años” es el cuento que pertenece a Pablo Toledo, en el cual se describe la escena en un restaurant de dos ancianos (un hombre y una mujer que vuelven a encontrarse luego de muchos años) y una joven pareja que parece ser el reflejo del pasado de los ancianos. El narrador, que es el hombre joven, observa a la pareja mayor, detalla los movimientos y las miradas que ellos cruzan con un cierto temor.
“Otra mujer” es el cuento de Oliverio Coelho, en el cual se presenta la situación de un hombre que vive solo y que espera todos los viernes la visita de una mujer. Grilo supone que ella lo engaña e intenta averiguarlo mediante distintos métodos. Aquí también puede hablarse de la soledad: los protagonistas están juntos sólo para no estar sin compañía. Luego, en “Un hombre feliz”, de Federico Falco, podemos observar la soledad desde otra perspectiva. Una familia se instala en un pueblo por cuestiones laborales. El mayor de los hermanos no lograba adaptarse, entonces, elige como opción la soledad para resolver sus problemas personales. En el caso del cuento de Samanta Schweblin, “El cavador”, sucede algo parecido, ya que el personaje alquila una casa cerca del mar para pasar solo un fin de semana, alejado de las cuestiones de la vida cotidiana.
Podría agrupar, nuevamente, los cuentos de la antología, pero considerando cuáles de ellos me resultaron más entretenidos e interesantes, cuáles no me parecieron muy agradables y aquéllos que se encuentran en un término medio. En el primer conjunto incluiría a: “El hipnotizador personal”, “La edad de la razón”, “El aljibe”, “Diario de un joven escritor argentino”, “El imbécil del Foliz” y “La intemperie”. Elegí estos cuentos porque algunos desarrollaron temas importantes, otros presentan una trama entretenida o, simplemente, los seleccioné porque los autores demuestran una gran capacidad para convencer y lograron la verosimilitud en sus obras. Por otro lado, los que caractericé como poco agradables es porque las ideas expuestas en los cuentos no se entienden claramente o los finales se presentan abiertos. En este conjunto se encuentran los siguientes textos: “El Emperador insomne”, “Morfan dos”, “Diez minutos”, “Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español”, “Otra mujer”, “El cavador” y “En silencio”. Luego, en la última agrupación incluí a los cuentos que no me resultaron demasiado entretenidos, pero tampoco no interesantes. Aquí se encuentran: “Argentinidad”, “Una mañana con el hombre del casco azul”, “Siesta”, “Dos huérfanos”, “Las cosa los años”, “Un lugar más alejado” y “Un hombre feliz”. Algunos de ellos me parecieron densos o las narraciones detienen en aspectos y en describir los problemas del entorno, entonces, la idea fundamental del cuento se pierde, se confunde la prioridad de los detalles y, este desorden produce, en algunos casos, la incomprensión.
Finalmente, el cuento que podría elegir como intertexto sería “El Hipnotizar personal”, porque me gustaría escribir la historia que el narrador dice que escribió con la misma chica de la cual habla.


Marcela Negri
Comisión 58

10.11.06

Nota de lector: La joven guardia


En el prefacio, Abelardo Castillo emprende raudos viajes, con una agenda reducida y escaso dinero, pero con un alcance que da aval de lo que acontece al cuento, como relato, como género, yendo desde sus inicios hasta la actualidad. Todo muy comprimido pero con referencias específicas. Reluce en Poe la figura contemporánea del género cuento, como un engendrador, y que trasciende hasta la actualidad. Algo importante que destacar, como dato comparativo e histórico es acerca de que la mayoría de las expresiones literarias argentinas se han plasmado en ese género. Concluye negando categóricamente alguna creencia de su parte en los géneros literarios –algo que comparto en cierta medida-; pero sí, obviamente, en la literatura. Ahora, lo que no puedo concebir es cómo pudo haber hecho y cómo le permitieron hacer la prefación del libro; primero porque no tendría que haber aceptado la misión de presentación sin haber aunque sea dado un sorbo de los textos, y no hacerlo sólo porque “admira a algunos y porque conoce a los que hicieron la selección”; segundo, quienes hicieron la “selección”, no tendrían que haber otorgado tal responsabilidad al Sr. Castillo porque es quien es (yo no lo conocía), puesto que no tiene ninguna “autoridad moral” para recomendar ni atestiguar la calidad de algo que no leyó. Orienta hacia un supuesto paraíso que, para mí, está bastante deslucido –salvo excepciones-, incluso, desde su misma entrada.
El prólogo de M. Tomas inicia con supuestos comentarios del alcance que los libros argentinos han tenido y van a tener. Hace un cuestionamiento político al estado desde la época de la dictadura hasta “casi” la actualidad, porque generaron desventuras de escritores y deseosos publicadores, ya que nada se hizo por ellos. Menciona las condiciones que se divulgaron para ser participante y qué se tuvo en cuenta para llegar a esa instancia. ¿¡Libertad literaria!?, o ¿Burocracia revestida? Habla de una “generación” de los 80s’, la que tuvo un enfrentamiento mediático con “otro bando” de escritores. En relación con ellos, manifiesta lo inexorable de la aparición de estos escritores (los de La Joven Guardia), contrastando con aquellos que tuvieron su auge en los 40s’ y 60s’ (otras épocas Sr. Tomas, menor población, otras condiciones, y quizás, por qué no, mejor preparación, aún sin hacer semejanzas). Concluye con una breve reseña de algunas de las labores que cumplen los jóvenes escritores y que, según él “están recogidos muchos de los mejores escritores contemporáneos” (es notorio que el prologuista y compilador no ha tenido la dicha de leer lo que mis compañeros escriben).
Antes de la lectura de los cuentos, debo confesar mi desconocimiento, poco más o menos, absoluto respecto a los escritores y sus obras. Ahora, si tuviera que elegir futuras lecturas de los escritores de La joven guardia, teniendo como parámetro (según Tomas es lo mejorcito de la actualidad) el cuento publicado de cada autor para dar un veredicto sobre los mismos (lo cual podría ser injusto, pero sigo con esa hipotética situación), entonces haría el siguiente ordenamiento (los elegidos serían quienes encabecen la lista de cada “género” o naturaleza narrativa, y son por supuesto los que accedieron con mayor gracia a mi espíritu de lector).
El Aljibe”, de M. Enriquez es el que mejor me trasladó (en relación a aquellos otros cuentos con características de género similar, digamos terror o fantástico –vuelvo a reiterar que no soy muy devoto a ceñirme en el encasillamiento de un texto literario bajo un género-) a ese mundo que está al límite entre lo real y lo irreal, entre los actos conscientes y el dominio irreversible de la mente; otro cuento que también apela al influjo de la mente es “La edad de la razón”, de R. Doval. Hay otros tres textos que también se los podría adherir a este grupo: “La siesta” (G. Antonuccio), “El cavador” (S. Schweblin) y “La intemperie (F. Abbate) –este último realmente desabrido y sin una relación mínima necesaria que se necesita para hacer sentir más a gusto a quien vaya a leerlo-. Lo que sí es un dato interesante es que los cinco textos de terror-fantástico son de mujeres. ¿Es que acaso los hombres no se animan a relatar historias tenebrosas? ¿O las mentes femeninas tienen más sadismo y protervia que la de sus pares masculinos?
Uno de esos cuentos que sin duda te envuelve, por la ternura, el carisma y la historia que, a pesar de ser frecuentada (un tipo bueno que se enamora de una chica que no es de su nivel social y no lo corresponde, pero está por siempre añorando ese amor), sabe empalagar e incorporar a los lectores a ese anhelo. Eso tiene “El hipnotizador personal”, de P. Mairal, que supo hilvanar una historia que pudo haber quedado en una desilusión amorosa, pero que agregó un final motivador, abierto, donde no hay perdedores ni ganadores, sólo un sueño que levita en la fantasía. Detrás de éste, pero ya no tan parecidos, quizás sí algo románticos y lineales, “Un lugar más alejado” (A. Parisi) y “Las cosas los años” (P. Toledo). El primero incursiona también en el suspenso y tiene una particularidad llamativa: está separado por letras (como si fueran capítulos, pero que no se desligan uno del otro).
En los relatos que se asemejan al cuento clásico, “El imbécil del Foliz” (G. Vommaro) reúne varios de los requisitos: tipo de relato, condensación con el tiempo, lugar de narración y hasta una historia promiscua de amor entre líneas. “Otra mujer” (O. Coelho) posee características similares, con un lugar estable para el desarrollo interactivo; esta vez sólo dos personajes y una linealidad pura. “Diez minutos” (H. Arias) tiene un híbrido entre lo clásico y algo de ficción, alineados por un anticipado anuncio del mismo relator. Cerrando este grupo está “Dos huérfanos” (P. Pron).
En las historias que poseen aventura, desenfreno e hilarantes secuencias sitúo como modelo a “Un hombre feliz”, de F. Falco; es un sorprendente desencadenamiento de instancias enlazadas, que dejan al lector –ese efecto me produjo- siempre en vilo, ansioso por el devenir. Después le seguirían, guardando una distancia considerable, “Argentinidad” (D. Grillo Truebba) y “Morfan dos” (G. Bejerman), un texto que, además de ser el único de una mujer que no sea de terror-fantástico (como he detallado más arriba), no se logra comprender del todo (6 de 20, o el 20% del total de cuentos compilados, ¿no es un porcentaje mezquino para la mujer escritora, sobre todo si se tiene en cuenta que en nuestra sociedad la relación entre mujer-hombre se quintuplica –y aún más- a favor de las primeras? ¿Habrá sido realmente democrática la recopilación?.
En lo que respecta a la leyenda o fábula, creo que no sobresalen demasiado. Pero este sería mi orden de preferencia: “El emperador insomne” (G. Maggiore), “El silencio” (M. Matayoshi) y “Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español” (G. Garcés), que tiene la particularidad de ser un cuento relatado medio a la antigua, quizás con alguna influencia de Bécquer.
Diario de un joven escritor argentino” (J. Terranova) estaría, obviamente como único referente del género –si es que se lo puede catalogar como tal a un relato en forma de diario-. Es auténtico y estimulante, sobre todo para quienes deseamos emprender la incierta pero gloriosamente remunerativa –para el alma y la vocación, está claro- actividad de escritor.
Una mañana con el hombre del Casco Azul” (W. Cucurto) es una bizarría total. Si el escritor propone este tipo de lectura para hacernos sumergir en la verdadera piel del personaje, podría ser tibiamente aceptado (pero probablemente no leído); si pretende disfrazar su imagen y estilo con la extrañeza que causa leer algo de características semejantes –puesto que no sabría cómo catalogar el cuento- es una acción riesgosa; pero si en verdad lo hace porque aflora de su imaginación, por la limitación de recursos y porque no se puso a pensar si al lector le podría agradar o no, pues bienvenido, ya que creo en la libertad de expresión en el sentido de explayar ideas, y repudio la marginación de las mismas. No obstante debo ser sincero, y si me recomiendan un cuento o relato literario emparentado con el último mencionado, no me permitiría leerlo.

Nando Vaccaro T.
com.58

9.11.06

Nota de lector

El libro La Joven Guardia es una selección de veinte cuentos, llevados a cabo por escritores que tienen en común haber nacido en la década del ´70 y haber publicado, por lo menos, una obra. El libro en particular me provocó una cierta división en cuanto a criterio: alguno me gustaron, otros no tanto, pero todos causaron en mí los sentimientos más extraños. Al mismo tiempo, al no existir una distancia significativa de edad, con muchos me identifiqué en mis obras. Tal vez porque compartimos elementos residuales tradicionales, haciendo alusión a los grandes escritores. Sin embargo, con muchos otros siendo sincera, no sentí ninguna identificación, no encontré cierto encanto que considero debe tener todo cuento.
Primeramente me surgió la duda de por qué Castillo recomendaba el libro, sin haberlo leído aún. Considero que sus criterios de “confianza” en la selección de Tomas, no son suficientes o particularmente a mí, no me satisficieron. En cambio, sí comparto la opinión manifiesta de Castillo: “yo no creí nunca en los géneros literarios (...) Y, para mí, un novelista, un cuentista, un dramaturgo, toca la literatura cuando deja de ser pensado como mero artífice de este o aquel género y empieza a vivir en nuestra memoria como alguien que nos contó una historia inolvidable”.
En cuanto al prólogo de Tomas, dejó sentado que el libro quería refutar aquellas hipótesis que hablaban de un estancamiento de la literatura argentina; al considerar que las obras más importantes de la literatura argentina se escribieron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Por lo tanto la obra, según Tomas, muestra los nuevos escritores jóvenes argentinos. Los cuentos que forman parte de esta antología narran historias completamente distintas en estructura, vocabulario y valores que se ponen en juego.
Los veinte cuentos los agrupé según diferentes criterios, ya sea a partir del género, estilo, temas, personajes, entre otros. En la primera agrupación me basé en el narrador: Un lugar más alejado, Una mañana con el Hombre del Casco Azul, Diario de un joven escritor argentino y El imbécil del Foliz. Estos cuatro contaron su historia a partir de un narrador en primera persona. Por otro lado, me gustaría incluir en este grupo el cuento Las cosas los años, bajo el criterio de que los cinco cuentos narraron su historia en un tiempo presente, siendo bastante descriptivos.
Una segunda agrupación la constituye: El hipnotizador personal, Argentinidad, La edad de la razón y Otra mujer. Los agrupé juntos porque supieron contar una historia interesante y con un final inesperado. Realmente fueron los que más me gustaron.
El tercer grupo lo conformé, siendo sincera, porque no les encontré un sentido a las tres historias. Realmente me envolvieron entre tanta descripción y palabras sin sentido que perdí el hilo de la historia. Estoy hablando de La intemperie, El aljibe y El emperador insomne. Fueron los tres cuentos que menos me atraparon. Por otro lado, también podemos relacionar El emperador insomne junto con Diez minutos, ya que ambos se caracterizan por tener múltiples finales y permitirle jugar al lector mucho más con la lectura.
El cuarto grupo lo he configurado a partir de cinco cuentos: Un hombre feliz, El cavador, Morfan dos, Siesta y Dos huérfanos. Éstos tienen en común una relación muy estrecha con el título. Mientras realizaba la lectura de los cuentos, todo el tiempo, debido a las descripciones y a la estructura de la historia en particular, me remitía al título.
Por último, tomé nuevamente El emperador insomne para relacionarlo con Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español y En silencio. Las tres obras se centraron en una historia compartida por generaciones en una misma familia. El destino estaba marcado por sus antecesores.
De esta última selección hablaré en detalle. El cuento que más me cautivó fue Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español, pero precisamente no por la historia en particular, sino por la manera en que se basó para contarlo. Me pareció bastante original el modo por el cual buscó llegar al lector. Tiene una relación de proximidad bastante interesante con el lector y al mismo tiempo supo contar una historia tradicional. Sin embargo, tradicional hasta cierto punto; ya que dejó explícitamente legado el final al lector. Por supuesto dejándole algunas recomendaciones (haciendo honor al título). Construye un narrador en primera persona y predomina un cierto diálogo con el lector (en tiempo presente); lo hace formar parte de su historia y también adueñarse de ella, contribuir con algunas ideas, si se me permite decirlo así.
No sentí lo mismo con los otros dos cuentos. Con ellos no logré identificarme en absoluto y hasta lograron aburrirme. Lógicamente no los elegiría como intertexto. No obstante, tampoco lo haría con el primero. Me permitiré buscar un texto en otra agrupación y utilizarlo como intertexto. El cuento que me llevaría a dicho fin es El hipnotizador personal. Escribiría con más detalles acerca de este hipnotizador que dejó entrever a grandes rasgos el narrador. Pero en mi cuento el hipnotizador buscaría hacerla reír, no dormirla. La llevaría de viaje por lugares extraños, mágicos. Le contaría historias sin sentido, llenas de crueldad. Esa tan cruel que al final te hace reír. El hipnotizador no se enamoraría de ella; sino que un día la abandonaría para hipnotizar de carcajadas a aquellas almas perdidas que siguen vagando en calles oscuras. Y ella lo extrañaría tanto que comenzaría a contar historias sin sentido llenas de crueldad que te hacen reír y su espectadora se quedaría al lado de ella para siempre no por pena, solidaridad o lástima, sino porque la necesitaba. Su soledad compartiría, desde ese momento en adelante, las más dulces locuras que se le ocurrirían a la niña, para poder dejar pasar su tiempo muerto.

María Luz Gianni Bosse
com. 58

En debate con “La Joven Guardia”

Todo comenzó con la propuesta de un profesor de la materia de Taller de expresión I- cátedra Reale, de la carrera de Ciencias de la Comunicación, Universidad de Buenos Aires. Santiago Castellano, el ideólogo del evento, se encargó de la difusión del encuentro en la cual nos invitó a participar de una charla sobre literatura, que se llevó acabo en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales, sede Parque Centenario. En el lugar se abrió un debate que tuvo como protagonistas a algunos de los autores cuyos cuentos se publicaron en “La Joven Guardia” de Maximiliano Tomas.
La cita del encuentro fue el veinte de septiembre de 2006 a las 21 horas. El auditorio de la facultad era pequeño, lo que permitió generar un clima de charla íntima y confortable. No obstante, todo muy bien organizado, los escritores Pedro Mairal, Florencia Abbate, Mariana Enriquez, Washington Cucurto y Maximiliano Tomas, se encontraban en el escenario y las personas que se reunieron a escuchar el debate, se sentaron en sillas igualmente acomodadas, ocupando todo el auditorio. Es decir, que si bien la charla fue amena, no se perdieron las formalidades. Con el encuentro se quiso dar a conocer la nueva generación de escritores; todos ellos entre veinticinco y treinta años, con al menos una publicación concretada.
Pedro Mairal nació en Buenos Aires en 1970. Entre sus publicaciones encontramos Tigre como los pájaros, Una noche con Sabrina Love (Premio Clarín 1998 y llevada al cine en el 2000) y su última publicación es la novela El año del desierto (2005). Además ha sido traducido y publicado en Francia, Alemania, Italia, España, Portugal y Polonia.
Florencia Abbate nació en Buenos Aires en 1976. Es licenciada en Letras por la UBA. Publicó entre otras, Puntos de fuga (1996), Los transparentes (2000) y su última publicación Los poemas de Neptuno (2005). Como periodista cultural, colabora con los diarios Página/ 12 y Clarín.
Mariana Enriquez nació en Buenos Aires y es licenciada en Comunicación Social por la Universidad de La Plata. Entre sus obras encontramos Bajar es lo peor y Como desaparecer completamente. Actualmente colabora en el diario Página/ 12.
Washington Cucurto nació en Buenos Aires en 1973. Entre sus obras más destacadas se encuentran Zelarayán (1997), La máquina de hacer paraguayitos (1999) y Cosa de negros (2003). Actualmente prepara un título de relatos que llevará por nombre Latinoamericano malo. En 2001 fundó la editorial “Eloísa cartonera” donde edita libros de cartón reciclado hechos por los mismos cartoneros para ayudar a su difusión.
Por último, Maximiliano Tomás nació en Buenos Aires en 1975. Estudio periodismo en TEA Publicó la antología Cuentos para leer en el colectivo (2004). Actualmente es editor de la sección Cultura del diario Perfil. Además es quien seleccionó los cuentos de La Joven Guardia.
Volviendo al encuentro, la charla comenzó unos minutos más tarde de la hora señalada. La misma comenzó presentando a los escritores, con el fin de dar a conocer su trayectoria cultural. Se le concedió un espacio importante en la charla a las editoriales; muchos de ellos fundaron sus propias editoriales de manera tímida, pero creando poco a poco su lugar. Y otros tanto trabajan como periodistas porque no se puede vivir de la literatura, según sus propias palabras. Sin poder dejar de eludir ciertos temas, la charla nos fue guiando hacia un aspecto político.
Se hizo referencia a la relación de poder que existe con las editoriales. Siguiendo con el debate se manifestó que el lenguaje es un elemento marginal. Las literatura no está al alcance de las grandes masas de población. Muchas publicaciones se realizan vía intenert y deja de lado al lector que no puede acceder a una computadora. La literatura muchas veces se manifiesta como expresión de poder, como cultura letrada elitista.
Más tarde una de las personas que se encontraban preguntó si la vanguardia no es elitista: Florencia Abbate no se sintió identificada con el término de vanguardia. Ella escribe sin entrar en ciertos aspectos políticos; considera que no puede sentirse culpable por las brechas culturales que existen hoy en día. No obstante, afirma que si puede ocurrir que las editoriales grandes tengan aspectos elitistas. Esta charla me generó una duda: ¿Solo se escribe para una clase media letrada con posibilidades de entrar a la universidad? Mariana Enriquez considera que no se puede escribir de una forma popular...la charla terminó alrededor de las veintitrés.
El encuentro sin ninguna duda puso a flor de piel ciertos interrogantes necesarios para crear una sociedad mejor. Es cierto que existe la cultura letrada como elemento marginal, al cual acceden unos pocos. Pero si este espacio es reservado para una elite, pocas esperanzas nos quedan de transformar la sociedad. Relacionarse hoy en día con las nuevas tecnologías es fundamental desde una postura consciente y política. No sólo como lugar de entretenimiento ya que si no, nos quedaríamos fuera de las esferas de poder. Por lo tanto considero que Internet debe darle un espacio a la cultura letrada, pero también tiene que dejar de ser un privilegio para algunos para pasar a ser una oportunidad para todos. Es la única manera de generar una contra hegemonía (en términos gramscianos) para el beneficio de la mayoría.

María Luz Gianni Bosse
com. 58

Mesa de intercambio literario en Sociales



Este pasado miércoles a las 21.00 horas en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, ubicado en Franklin 54, se llevó a cabo el encuentro sobre “Nueva Narrativa Argentina”, para el cual fueron convocados algunos de los escritores de la antología “La joven Guardia” a fin de recrear una mesa de intercambio entre estos y los estudiantes.
Una vez encendidos los micrófonos, los personajes que vagan por el libro fueron reencontrándose con sus autores, quienes, ubicándose al frente del auditorio, comenzaron a disponerse para hablar. Así, “Pedrito”, y su bicicleta, fueron inevitablemente asociados con el aspecto de Pedro Mairal; Josefina, la chica de la turbación y el miedo, entró de la mano de Mariana Enriquez; Florencia Abbate, en cambio, nunca presentó a la joven que la acompañaba y, menos aún a sus cinco “Roommates”; y luego, finalmente, todos nos sentimos por un instante hombrecitos del casco azul al escuchar a Washington Cucurto presentándose frente a un concurrido auditorio. El quinto en el estrado fue el periodista Maximiliano Tomas, coordinador y encargado de la selección de los cuentos y del prólogo.
La charla comenzó muy “livianita”, como si el ámbito en que se desarrollaba estuviese inhibiendo y hasta censurando a los disertantes, quienes dejaban entrever una fuerte predisposición a evitar juicios y opiniones comprometidos a fin de no ser cuestionados por los académicos. “La selección se realizó con un criterio abierto tratando de convocar distintas prosas, estilos y estéticas que vienen componiendo el campo literario de los últimos años" Expresó Tomas. “Antes los escritores tendían a agruparse por afinidad a determinadas concepciones de la literatura, pero esto ya no existe” apoyó Abbate, licenciada en letras y periodista en Diario Clarín y Página 12. Sin embargo, no tardaron en aparecer las opiniones encontradas y contradictorias entre los jóvenes escritores: “No creo mucho en las generaciones; no sé si es un grupo de personas que nació el mismo año, ni por qué sería una generación: si porque escriben igual, van a bailar o juegan al fútbol.” Expresó Washington, poniendo en duda la existencia de una nueva generación de escritores. Su comprensión sobre este tema llevó a Abbate a reflexionar sobre la verdadera importancia de la formación académica en los estudiantes que aspiran a devenir en futuros escritores, y comentó: “No siento que la facultad sea un ámbito en el que pasen cosas interesantes. Ninguno de nosotros cree más a rajatabla los prejuicios de que las grandes editoriales están con el mercado y que la facultad es antimercado”. Luego, Mairal y Enriquez pusieron sobre la mesa algunas de las más valiosas perlitas que guardan en su Currículum Vitae intentando llegar al público desde su humilde experiencia: “Fue muy fuerte, pero era realmente famosa”. Acto seguido, Cucurto intentó continuar sosteniendo su personaje de “chico de la calle, despreocupado y sin conocimiento” al expresar que:“La literatura es recreación sin ningún tipo de reglas y donde no hay algo que sea de calidad. Lezama no me parece mejor que Jaime Bayly, quien hoy me parece más divertido, pero, ¿hasta dónde lo bueno es realmente bueno? No leo ni loco una novela de 500 páginas de Vargas Llosa porque me aburre”, ejemplos y autores realmente comunes y cotidianos en la vida de un tipo común, no? Tomas insistió en que el mercado está generalizando la edición de libros: “Hoy no es extremadamente difícil publicar. Si seguimos así, cada escritor va a fundar su propia editorial y no estaría mal. Editar libros en la Argentina volvió a ser un negocio”. Confirmando el comentario, Abbate continuó diciendo que ahora la repercusión que pueda tener un libro no necesariamente está ligada a la editorial en la que se lo publica. “Desacralizar el soporte hace que se democratice más el libro, y eso me parece saludable”, sostuvo.
En ese momento un joven del público se decidió a acercar un interrogante a los escritores, cuestionando si esta vanguardia no era un poco elitista. El mismo no tardó en ser respondido por el fundador de la editorial Eloísa Cartonera, quien manifestó que “Lo que es elitista en este país es que la gente no tenga laburo y que los pibes anden levantando cartones en la calle, y no que tres o cuatro pibes escriban un libro. No va a haber nunca cultura si hay desigualdad social”. Frente a lo que el estudiante volvió a repreguntar: “¿Para quién escriben?”, “Para el pueblo no escribimos, porque no sabe leer. Vargas Llosa escribe para los yanquis; hay 60 millones de semianalfabetos en toda Latinoamérica”, expreso Cucurto desde su lugar de “cartonero”. Como la consigna parecía no estar resuelta, el joven volvió a corregir: “¿Para quien escribís vos?”, le dijo como apurándolo un poco. “Yo escribo para mi mamá”, finalizó Cucurto ya bastante deschavetado. Sin embargo no pasó mucho tiempo hasta que Enriquez expresara: “No se puede escribir de una manera popular porque la gente no sabe leer”. Comentario que desató un fuerte y picante debate con una mujer del público que, argumentando a través de estadísticas, acusó de prejuiciosa a la escritora debido a los bajos niveles de analfabetismo del País. Así la escritora, acompañada por Cucurto, terminó por sostener que la lectura no es el acto de leer en sí mismo, sino que estaría asociado sólo al genero Literario, excluyendo a todo otro tipo de lector y lecturas. Los lectores para ellos, son pocos y son necesarios muchos años de lectura para formarlos.
Opromolla Renzo
com.58

8.11.06

Nueva narrativa argentina.


PREFACIO, NOCIONES:
CUENTO: Varios autores coinciden en afirmar que el cuento está por encima de la novela y por debajo de la poesía.
Según Edgar Poe: "el género ideal para el ejercicio del más alto talento, es el cuento.
TRADICIÓN: Abelardo Castillo dice que ha visto en el cuento la forma estética más antigua del lenguaje, y hasta los profesores de literatura saben que, en su estructura moderna, es también la más reciente.
NARRACIÓN: Abelardo Castillo cree en la literatura, que es una elección y un destino. Para él un escritor toca la literatura cuando deja de ser mero artífice de este o aquel género y empieza a vivir en nuestra memoria como alguien que nos contó una historia inolvidable.
AUTORES: Para él la mayoría de los escritores han realizado cuentos. Nombra a prestigiosos autores. También afirma que casi todos los escritores ya fallecidos del Río de la Plata, escribieron cuentos.

PRÓLOGO: Maximiliano Tomas dice que hay una falsa impresión de tierra yerma. Esto puede deberse a sucesos acontecidos en nuestro país, dictadura militar y luego en los años noventa y tantos la compra de editoriales nacionales por parte de grupos extranjeros. También agrega la crisis económica y la falta de educación. Todo esto tuvo como resultado la fuga de intelectuales y complicación a la hora de querer publicar algo. La nueva generación de escritores responde a estas faltas. Pero como positivo agrega que esta ausencia parece haber beneficiado a la nueva generación. Es una generación libre porque no escribe bajo la sombra de un padrinazgo determinante como un Borges o un Cortázar, ni sus vidas adultas fueron atravesadas por pesadillas como la de la dictadura militar o la Guerra de las Malvinas.

CRITERIOS DE SELECCIÓN: Haber nacido en la Argentina a partir de 1970 (es decir, contar como máximo con 35 años a la fecha de la publicación de la antología), tener una obra publicada (o en proceso de publicación) en cualquier editorial, grande o pequeña, comercial o independiente; y, sobre cada una de ellas la fundamental: sin distinción de corrientes, escuelas ni estilos, que los textos tuvieran la calidad literaria necesaria para su publicación.

GÉNERO
Observación: Todos los textos corresponden al género narrativo cuento. Una subclasificación sería la siguiente:

DRAMÁTICO
DRAMA
"La edad de la razón" de Romina Doval.
"Siesta" de Gisela Antonuccio.
"Dos huérfanos" de Patricio Pron.
"En silencio" de Maximiliano Matayoshi.
COMEDIA
"Argentinidad" de Diego Grillo Turba.
TERROR
"El aljibe" de Mariana Enríquez.

SUSPENSO
"Diez minutos" de Hernán Arias
"El cavador" de Samanta Schweblin
CRÓNICA
"Diario de un joven escritor argentino" de Juan Terranova.

TEMAS
DESAMOR
"El hipnotizador personal" de Pedro Mairal
"El imbécil del Foliz" de Gabriel Vommaro.
"Otra mujer" de Oliverio Coelho.
BÚSQUEDA DE SUPERACION PERSONAL
"El aljibe" de Mariana Enriquez.
"Un hombre feliz" de Federico Falco.
HONOR
"En silencio" de Maximiliano Matayoshi.

TONO
EMOCIONAL
"El aljibe" de Mariana Enriquez.
"Siesta" de Gisela Antonuccio.
"Dos huérfanos" de Patricio Pron.
"Otra mujer" de Oliverio Coelho.
LÓGICO
"Una mañana con el Hombre del Casco Azul" de Washington Cucurto.
"Diario de un joven escritor argentino" de Juan Terranova.
"En silencio" de Maximiliano Matayoshi.
NARRADOR
Primer persona:
"El hipnotizador personal" de Pedro Mairal.
"Una mañana con el Hombre del Casco Azul" de Washington Cucurto.
"Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español" de Gonzalo Garcés.
"Siesta" de Gisela Antonuccio.
"Diario de un joven escritor argentino" de Juan Terranova.
"Las cosas los años" de Pablo Toledo.
"Un lugar más alejado" de Alejandro Parisi.
"El imbécil del Foliz" de Gabriel Vommaro.
"La intemperie" de Florencia Abate.
"El cavador" de Samanta Schweblin.
"En silencio" de Maximiliano Matayoshi.
Primer persona del plural:
"Las cosas los años" de Pablo Toledo.
Tercera persona:
"Argentinidad" de Diego Grillo Turba.
"El emperador insomne" de Germán Maggiori.
"Morfan dos" de Gabriela Bejerman
"La edad de la razón" de Romina Doval
"El aljibe" de Mariana Enriquez.
"Diez minutos" de Hernán Arias
"Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español" de Gonzalo Garcés.
"Dos huérfanos" de Patricio Pron.
"Las cosas los años" de Pablo Toledo.
"Otra mujer" de Oliverio Coelho.
"Un hombre feliz" de Federico Falco.
Tercera persona del plural:
"Las cosas los años" de Pablo Toledo.


GRUPO SELECCIONADO
DRAMA
"El aljibe" de Mariana Enriquez.
Narrador: Tercera persona.
Dos historias: Primer historia: Un viaje a la casa de una mujer con poderes. Madre, abuela y hermana con problemas de miedo resueltos después de ese viaje. Y luego de éste, Josefina padece de sufrimientos y junto con su hermana busca curarse.
Segunda historia: El engaño y poco amor por parte de su abuela y madre.
Personajes: Josefina, personaje principal. Como personajes secundarios: abuela, madre, hermana Mariela y mujer con poderes.
Tiempo: Transcurre la historia en un tiempo pasado. Pretérito imperfecto y pluscuamperfecto.
Títulos: "El aljibe." Lugar que estaba en su recuerdo y en el que se encuentra la foto con sus males. Algo imposible de alcanzar, lugar donde también están sus miedos.
Comienzo y final: El comienzo consiste en el recuerdo de un viaje, eje central del cuento. Final con desenlace dramático.
Estilo: Estilo sencillo, detallista en la descripción de los sufrimientos padecidos por la protagonista. Recursos: narración con diálogos, descripciones de personas, lugares, etc.
"La edad de la razón" de Romina Doval.
Narrador: Tercera persona.
Dos historias: La primer historia trata de una niña que está en la edad de preguntarse por todo. Nace su hermanita. Surgen miedos y dudas normales para su edad. Supuestamente hace que su hermanita se enferme y así muera. La segunda historia consiste en una niña que carente del amor y atención de sus padres intenta asesinar a su hermanita creyendo que así podrían volver a ser la familia de antes. Hay falta de amor y responsabilidad por parte de los padres de esta niña.
Personajes: Carolina, personaje principal. Sus padres y su hermanita Camila, también forman parte del protagonismo. Sus abuelos y un amiguito tienen papeles secundarios.
Tiempo: La autora hace uso del Pretérito Indefinido
Títulos: "La edad de la razón." ¿Tiene edad la razón?. Su madre y su padre no parecen tenerla. Pienso que la autora no solo escribe este título en alusión a la niña sino también al comportamiento de sus padres.
Comienzo y final: El comienzo da las claves para comprender el conflicto que se presenta a lo largo de esta narración. El final es inesperado. No es muy común que un niño tome la decisión de asesinar a su hermanita.
Estilo: Estilo sencillo. Psicologista: describe los pensamientos y razonamientos de la niña.

"Siesta" de Gisela Antonuccio:
Narrador: Primera persona.
Dos historias: La historia principal consiste en el fallecimiento de la mamá de la autora, su preparación para velarla y luego enterrarla.
Personajes: El personaje principal es la autora, Gisela Antunuccio. Secundarios: su madre, quien falleció; su marido Rubén, su hermano Carlos y el maquillador Ardiles.
Tiempo: Pretérito Indefinido y Pretérito Imperfecto.
Títulos: "Siesta". En mi opinión el título se debe a un deseo por parte de la protagonista. En varios momentos del texto pareciera como si pensara que su madre no está muerta sino que está durmiendo. También llega a cuestionarse si realmente no tiene vida.
Comienzo y final: El comienzo es muy chocante y emotivo. También atrapante. El final es inesperado y allí se manifiesta ese deseo de que su madre esté viva. Esto lo observo especialmente cuando dice "Había dejado sola a mamá".
Estilo: Es sencillo, coloquial, no formal. Utiliza como recurso pocos diálogos y muchas descripciones. Es una narración lenta.
"Dos huérfanos" de Patricio Pron.
Narrador: Parte del texto está narrado en tercera persona y la otra parte, cerca del final, está narrado en primera persona.
Dos historias: La historia principal es la de un hombre que busca alejarse del horror de su tierra natal. La segunda historia consiste en que el horror está en todas partes y que no se puede escapar de ello.
Personajes: El personaje principal es el veterinario alemán. El personaje secundario es el autor de la narración.
Tiempo: La narración está desarrollada en el tiempo verbal Pretérito Imperfecto y Pretérito Indefinido.
Títulos: "Dos huérfanos." El título hace alusión a esa identificación que el personaje principal tiene con un animal en un suceso que le ocurrió de pequeño y luego con otro animal en otro suceso que sucedió al momento en que él es asesinado.
Comienzo y final: El comienzo describe aquello de lo que luego busca huir el personaje principal. Se destaca la ausencia de punto seguido o punto aparte. Pareciera como si lo que describe pudiera dejar sin aliento. Como si estuviera molesto, fastidioso de la situación que vivió el personaje principal.
Estilo: El estilo es formal. Vocabulario culto. Como recurso no hace uso de diálogos. Sí hace uso de descripciones, comparaciones, metáforas, analogías. Es una narración lenta.

"En silencio" de Maximiliano Matayoshi.
Narrador: Primera persona.
Dos historias: La historia principal consiste en un joven guerrero que lucha por conseguir el honor que su familia ha perdido debido a una desobediencia por parte de su abuelo hacia su señor feudal. La segunda historia es de amor. Tanto él como su abuelo eligieron colocar el amor por sobre la obediencia a un superior. Aunque esto implicara perder la vida.
Personajes: El personaje principal es el guerrero. Como secundarios son el señor feudal y su hija Minako. También el sirviente del joven.
Tiempo: La narración está desarrollado en el tiempo presente.
Títulos: "En silencio". En silencio el joven guerrero lucha por devolver el honor a su familia y en silencio desafía a su señor enamorándose de la hija.
Comienzo y final: El comienzo consiste en la descripción del momento posterior a una batalla. Es una batalla librada por una cultura oriental y en un pasado lejano. Se observan muchos detalles que nos ubican en tiempo y lugar. El comienzo es atrayente para el lector ya que se refiere a una batalla librada por una cultura muy diferente a la nuestra. El final es previsible ya que el hecho de hacerse un harakiri para conseguir el honor es algo que parece ser común para esa cultura y para ese tiempo.
Estilo: Su estilo no es sencillo. El vocabulario es formal, culto. No utiliza diálogos como recurso. Sí hace uso de descripciones muy detallistas. Es una narración rápida.


¿Cuáles gustaron más o menos y por qué?
Los textos que más me gustaron fueron: "El aljibe" de Mariana Enriquez, porque muestra una lucha contra algo que está fuera del control de uno mismo. La narración es llevadera y el final inesperado. Lo detallista de la descripción permite mayor atención.
"Dos huérfanos" de Patricio Pron, porque es una historia muy verosímil. El horror de la guerra es una sombra que todos llevamos. Las analogías y las comparaciones transmiten mayor emoción.
"En silencio" de Maximiliano Matayoshi, porque los temas que trata, amor y honor, son valores importantes en la vida de cualquier ser humano. Es atrayente conocer otra cultura, conocer sus principios, su manera de vivir; aunque la historia sea de otro tiempo.
"La edad de la razón" de Romina Doval me gustó. Aprecio la manera en que la autora escribe sobre los pensamientos y razonamientos de una nena que está en la edad de cuestionarse por todo, en la edad que más necesita del amor de sus padres. Su final inesperado no me gustó. Es difícil pensar que una nena tan pequeña, dentro de su inocencia, pueda tomar una decisión así. Pero es una cachetada para el lector consiguiendo que éste piense sobre el cuidado y el amor que hay que prestarle a los niños. Los adultos tienen la responsabilidad de cuidarlos y amarlos a pesar de cualquier dificultad.
No me gustó "Siesta" de Gisela Antonuccio, porque me parece una narración que no transmite un mensaje. Sólo describe algunos sucesos de poca trascendencia a partir de la muerte de su madre. La narración es muy lenta para algo que no me gustaría ni siquiera escuchar. No elegiría leer una narración así.


¿Responden a criterios de selección, tradición, modelos?
Responden a los criterios de selección. En especial porque manifiestan distinción de corrientes, escuelas, estilos y los textos tienen la calidad literaria necesaria para su publicación.
Con relación al texto "En silencio" de Maximiliano Matayoshi, lo vinculo con la literatura japonesa. Los demás textos que he elegido no puedo establecer tradición y modelos debido a mi falta de conocimiento.

¿Cuál o cuáles elegirías como intertexto?
Elegiría "En silencio" de Maximiliano Matayoshi como así también El aljibe de Mariana Enriquez.
María Mercedes González Afonso
com. 65

2.11.06

NOTA DE LECTOR: “Un joven comentario”

Antes de pasar a las cuestiones que realmente me ocupan, quisiera precisar que el título que he elegido para mi nota de lector esconde una advertencia. La misma se refiere a que analizaré “La joven guardia” desde una posición también joven, teniendo en cuenta mis veinte años.
Esto no significa que las personas de mi edad no se hallen capacitadas para elaborar críticas interesantes. Mi aclaración sólo pretende dar cuenta de que el hecho de compartir, prácticamente, la misma época (con los autores) puede conllevar a dos situaciones que es necesario considerar: por un lado, tal circunstancia puede resultar de lo más provechosa, ya que habrá momentos históricos compartidos y temas de interés en común. Por otro lado, puede que éso resulte ser una doble limitación, al no tener la experiencia y los contenidos académicos suficientes como para lograr una interpretación más “enriquecedora”, y al correr el riesgo de verme atraída por las temáticas abordadas, en desmedro de la narración en sí.
De todos modos, creo que mi humilde análisis valdrá la pena…
La joven guardia. Así se titula esta antología de cuentos que se distingue de otras obras por muchas cuestiones que intentarán ser explicadas a lo largo de este análisis.
La misma consta de tres partes: el prefacio (escrito por Abelardo Castillo), el prólogo (redactado por Maximiliano Tomas) y el cuerpo de textos seleccionado.
En cuanto al primero corresponde señalar que allí se ofrecen diversas interpretaciones referidas a un mismo tópico: el cuento.
En primera instancia, se presenta la definición de Edgar Alan Poe: “el cuento es el género ideal para el ejercicio del más alto talento”. Este escritor de renombre es caracterizado, en el mismo párrafo, como “el arquetipo del cuentista”.
Por otro lado, también se cita un comentario de William Faulkner, quien asegura: “(…) Quizá todo novelista quiere escribir primero poesía y descubre que no puede, y entonces intenta escribir cuentos, que es la forma más exigente después de la poesía”.
Vemos aquí distintas concepciones al respecto. Pero no son éstas las únicas que se mencionan. Por el contrario, también se hace referencia a Borges, quien ponía al cuento por encima de la novela, y a Norman Mailer, quien afirma no concebir que un escritor juicioso pueda sentarse a escribir cuentos.
Abelardo Castillo, por su parte, distingue a este género literario como la forma estética más antigua del lenguaje. Considera que para afirmarlo es suficiente imaginar al hombre primitivo contando sus encuentros con distintos animales junto a una hoguera. Asimismo, Castillo menciona que, en Argentina, la mayor parte de las mejores ficciones literarias son cuentos.
Sin embargo, (y he aquí una aparente paradoja) al final del prefacio confiesa que, en realidad, él no cree en los géneros sino, en la literatura. Precisamente, aclara que un autor “toca” a esta última cuando se lo recuerda como “alguien que nos contó una historia inolvidable”, más allá del género al que se haya abocado.
Finalmente, nombra una serie de escritores que se destacan en la narración ficcional y que forman parte de la tradición literaria: Tolstói, Gógol, Quiroga, Lugones, Güiraldes, Arlt, Marechal, Onetti, Mujica Lainez, Bioy Casares, Rodolfo Walsh, Dostoievski, Conti, Moyano, Puig y Piglia, además de los mencionados en párrafos precedentes. Estos autores constituirían, si se me permite la expresión, “La vieja guardia”.
En cuanto al prólogo cabe señalar, en primer lugar, que en él se hace mención a dos opiniones divergentes con respecto a la literatura nacional. Una de ellas considera que los libros más importantes se escribieron en el siglo XIX y el XX. Por oposición, la otra mirada asegura que las obras más relevantes aún están por escribirse.
En el resto del prólogo se ofrecen datos que intentan demostrar el “supuesto estancamiento” de la literatura argentina. Entre ellos se citan las torturas y desapariciones de intelectuales durante la dictadura militar, y la venta de editoriales nacionales a empresas extranjeras.
De todas formas, y más allá de tomar partido por una u otra postura, creo que lo interesante del texto es la presentación de esta nueva generación de escritores que nos ofrece sus obras intentando reivindicar el prestigio, para algunos perdido, de nuestra literatura.
La antología que nos presenta el prólogo reúne una serie de cuentos que lograron sortear “el tamiz” de los criterios de selección que se tuvieron en cuenta. Los mismos se refieren a: haber nacido en Argentina a partir de 1970, tener una obra publicada en cualquier editorial, y que los textos tuvieran la calidad literaria necesaria para ser publicados.
Esta nueva generación, esta “joven guardia”, es considerada por Maximiliano Tomas como la literariamente más libre. Esto responde al hecho de que no están “obligados” a ser fieles a determinada corriente (literaria) y a que sus vidas adultas no experimentaron circunstancias nefastas como la dictadura o la Guerra de Malvinas (como sí lo han hecho generaciones precedentes, muchas de las cuales sufrieron distintos tipos de censuras, incluso la necesidad imperiosa o, tal vez, la obligación moral de abordar en sus obras temáticas relacionadas con aquellas experiencias vividas).
De todos modos, y ateniéndome a mi propia opinión al respecto, no creo que la libertad a la que alude Maximiliano Tomas sea íntegramente existente: al leer los cuentos es posible percibir cómo la realidad social se cuela en varios de ellos, ya sea haciendo referencia a sucesos como los de Diciembre de 2001, ya sea mencionando aspectos como “el uso de Internet”, “el Chat”, o expresiones claramente “modernas”. No pretendo criticar dicha analogía, pero sí poner en evidencia que la pretensión de una total y plena autonomía al escribir es, a mi criterio, sólo una quimera. ¿Acaso no es cierto que el lenguaje que utilizamos es una construcción social e histórica y, como tal, está íntimamente vinculado a lo que llamamos “realidad”?
En lo que respecta específicamente al cuerpo de textos seleccionado encuentro oportuno hacer hincapié en las siguientes cuestiones.
Al leer la totalidad de los cuentos, salta a la vista que muchos de ellos se caracterizan por tener un desenlace abierto. Esto permite que el lector ponga en juego su propia imaginación y sus habilidades interpretativas. De esta forma, el significado de las obras varía según cada análisis, lo que permite enriquecer, aún más, las narraciones.
En lo que a mí respecta, este tipo de procedimientos resulta realmente interesante, ya que invita al receptor a participar de la historia (al verse “forzado” a buscar por sí mismo la conclusión más pertinente). El lector termina desarrollando un rol totalmente activo, desafío que, seguramente atrapará su interés.
Teniendo en cuenta lo hasta aquí expuesto, es posible observar una estrecha vinculación entre estas narraciones y lo que se conoce como “cuento contemporáneo”, cuya principal característica es, justamente, ofrecer relatos con finales abiertos y su no correspondencia (al menos total) con determinada tradición literaria.
Por otra parte, la mayoría de estas obras se distingue por ofrecer un “clima de época actual”, el cual se manifiesta (como ya se ha explicitado en párrafos anteriores) de diversas maneras.
Sin embargo, no son estos los únicos lazos que pueden establecerse entre estos relatos. Para evidenciarlo se presentarán a continuación seis posibles agrupaciones, en las que se hacen visibles diversas características compartidas. (Cabe aclarar que algunos cuentos se encuentran en vinculación con más de un grupo y que estas no son las únicas clasificaciones posibles).

Partidas hacia otro país:
-“Agentinidad”
-“Dos huérfanos”
-“Morfan dos”
Se trata de tres historias en las cuales los protagonistas se ven obligados, a causa de motivos diversos, a abandonar su país de origen y trasladarse hacia otro lugar totalmente distinto, con otras costumbres, otra tradición, otra historia. Los personajes deben convivir con esa “otredad cultural” y adaptarse, o no, a ella.
Resulta interesante observar cómo los tres protagonistas optan por la misma “solución” frente a situaciones disidentes, pero que comparten su carácter conflictivo.

Narraciones en presente:
-“Las cosas los años”
-“Un lugar más alejado”
-“En silencio”
-“Recomendaciones de un padre argentino para un cuento español”
-“Diez minutos”
-“Una mañana con el Hombre de Casco Azul”
En este grupo he ubicado aquellos relatos cuyo tiempo verbal predominante es el presente. He elegido destacar este rasgo porque me pareció sumamente interesante, ya que su utilización nos permite obtener un detalle específico de los sucesos ocurridos y de las sensaciones o pensamientos de los personajes. Esto es posible porque los mismos no deben esforzarse por recordar situaciones, sino expresar sus vivencias inmediatas.
Si bien, muchas veces, el exceso de descripciones resulta poco atractivo (y hasta puede ocurrir que el lector prefiera saltearlas), creo que, en estos casos, el empleo de dicho recurso es totalmente útil, al ofrecernos datos que, de otra manera, difícilmente podríamos considerar.

Dramas familiares:
-“Edad de la razón”
-“Siesta”
-“El aljibe”
-“Un hombre feliz”
Aquí se destacan cuatro obras en las cuales los conflictos producidos en el seno de la familia son el núcleo central. Se presentan maltratos, fallecimientos, traiciones, engaños, desamores, y otras circunstancias dolorosas que provocan en el lector sentimientos de pena, compasión y emoción.

Cuentos que en su título sólo nombran a un personaje:
-“El emperador insomne”
-“El imbécil del Foliz”
-“Un hombre feliz”
-“El cavador”
-“El hipnotizador personal”
-“Otra mujer”
Se trata de seis cuentos en cuyo título sólo se nombra a un personaje, pero (y he aquí el motivo de mi selección) no necesariamente se está haciendo mención al protagonista del relato. Exceptuando los tres primeros casos, los nombres explicitados se corresponden con un personaje clave en la historia, sin el cual la misma no existiría, o cambiaría de rumbo, pero no se trata de aquel que vive todos los acontecimientos narrados.
Creo que es una herramienta totalmente válida para guiar, de cierta forma, al lector en el transcurso de la historia (para que éste sepa en qué cuestiones focalizarse).

Historias relacionadas con lo ocurrido en Diciembre de 2001:
-“Argentinidad”
-“La intemperie”
-“Una mañana con el Hombre de Casco Azul”
-“Diario de un joven escritor argentino”
- “Un lugar más alejado”
Si bien en la última obra mencionada la relación con estos sucesos no es tan marcada como en el resto, es importante resaltar cómo la realidad social entra en juego con la ficción.
Estas narraciones nos ofrecen la posibilidad de conocer cómo una misma época es vivida de distintos modos, según las clases sociales o, simplemente, estilos de vida diferentes.
Algunos personajes parecen no saber qué hacer con su propia vida, en medio de ese clima de cambios repentinos e inestabilidad. Otros demuestran no preocuparse en demasía, al encontrarse en un buen estrato socioeconómico. Otros se “ocupan” al respecto, pero no se “preocupan”.

Cuentos que hablan sobre “el tiempo”:
-“Las cosas los años”
-“Diez minutos”
-“El hipnotizador personal”
He aquí los relatos que más me han atraído. Justamente, por la temática que abordan.
Todos responden a la característica de “final abierto”, lo cual ha sido, sin dudas, otro de los rasgos que ha sabido captar mi interés.
Con respecto al primero de ellos, quisiera comentar que se trata de un relato escrito en pasado, cuyo lenguaje es bastante simple, ya que no utiliza demasiadas metáforas o expresiones “rebuscadas”.
Está narrado en primera persona, lo cual posibilita un mejor detalle de los sucesos ocurridos y de las sensaciones del protagonista.
Los personajes más importantes son: el joven (ahora convertido en adulto) que narra su experiencia; su amada; el chico que, finalmente, obtiene el amor de ella; sus amigos; y el portero del edificio, quien “le abre los ojos” al personaje principal.
En cuanto al título, corresponde mencionar que hace referencia a lo siguiente: la chica amada por el personaje principal pretende tener un “hipnotizador personal” para que le edite su vida, durmiéndola en los momentos aburridos, y despertándola sólo en los realmente interesantes.
Asimismo, otro tópico abordado en esta narración es el amor, y el fracaso frente a éste. Teniendo en cuenta esto último, y en un intento por establecer un vínculo con la noción de “tiempo” ya analizada, al final del relato pareciera ser que el protagonista se da cuenta de que ha sido utilizado por la persona que ama para pasar sus ratos poco emocionantes… lo usa como su “hipnotizador personal”, mientras espera estar con el chico a quien ella realmente quiere.
Con respecto a “Las cosas los años” debo confesar que, probablemente, mi interpretación no es la que en verdad pretendió transmitir el autor, o puede que haya varias formas de entender su desenlace.
Como en el caso anterior, se trata de un relato en primera persona, pero este se diferencia por presentar gran cantidad de metáforas y por estar narrado en presente. Este último recurso es totalmente adecuado, teniendo en cuenta el estilo de la obra, en la que ni siquiera queda claro quiénes son los personajes.
Justamente, esta es la cuestión central: al principio, pareciera haber dos parejas, las cuales están cenando en el mismo restaurante; sin embargo (y vuelvo aclarar que esta es sólo mi interpretación al respecto) al final se trata de una sola, que está recordando sus vivencias… el paso de los años, y cómo han cambiando algunas cosas, aunque otras han permanecido intactas (como las “cenizas” a las que el autor hace referencia), gracias a las cuales es posible lograr ese efecto de “confusión” en el lector. Sin ellas, no hubiese sido posible que esa pareja sea, al mismo tiempo, la misma de hace cincuenta años atrás.
Finalmente, y con respecto a “Diez minutos”, vale la pena destacar que el objetivo del autor ha sido construir una descripción totalmente detallada de aquellas “pequeñas y grandes cosas” que pueden ocurrir en ese “breve y, a la vez, largo lapso de tiempo”. (Creo que a esto responde el título elegido). Justamente, el recurso temporal más apto para transmitir tantos detalles es el uso del presente y el empleo de un lenguaje llano, sencillo.
Se podría decir que quien relata la historia es un narrador testigo, que observa y tiene en cuenta cada acontecimiento sin verse a sí mismo directamente involucrado (por eso se presentan múltiples personajes y se describe gran cantidad de acciones).
Como es posible percibir desde el inicio de la narración, las descripciones abundan en todo el desarrollo del texto, a tal punto que el lector puede considerarlas inútiles. Precisamente, yo elegiría esta historia como intertexto debido a ciertas cuestiones estrechamente vinculadas al respecto: mi elección se debe a que me parece totalmente interesante leer un relato creyendo injustificadas sus frases, y advertir al final del mismo que el único injustificado era mi prejuicio.
A pesar de resultar excesivamente descriptivo, al llegar al desenlace es posible comprender la intención del narrador (o, al menos, su posible intención) y sacar una conclusión al respecto. Esta puede variar según cada lectura, al tratarse de una obra con final abierto. De acuerdo a mi análisis, la historia pretende transmitir que, aunque a veces no seamos conciente de ello, en diez minutos pueden ocurrir muchísimas cosas.
“Diez minutos pueden parecer desvanecerse en el aire si estamos besando a la persona que amamos… o pueden parecer diez mil horas si estamos esperando aquel beso”.
Como es posible observar, se trata de tres historias que remiten a la noción de “tiempo” y que, según mi propia interpretación, nos dejan la “enseñanza” de que la vida “pasa rápido”, por eso debemos disfrutar cada momento que nos ofrece. Es importante vivir plenamente cada instante y no pretender que alguien “nos hipnotice” para ahorrarnos aquellos que creemos aburridos. ¡Lo mejor puede estar sucediendo mientras esperamos un “gran momento”!
Diez minutos pueden, sin darnos cuenta, ser los más felices de nuestra vida… los años pasan… las cosas cambian.

Daniela Bentivoglio
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